martes, 23 de octubre de 2018

Reacción alergica a los alimentos

¿Cómo puede reconocerse una reacción alérgica a un alimento?

Los síntomas serán los que harán sospechar una reacción alérgica a un alimento. Podrá manifestarse como picor en la boca, en la garganta o cualquier parte del cuerpo, y estar acompañado de enrojecimiento, habones (ronchas) o hinchazón de labios o párpados. En otros casos, los síntomas pueden ser digestivos: dolor abdominal o vómitos; o bien afectar a las vías respiratorias en forma de estornudos, mucosidad nasal clara, tos y, en los casos más graves, expresarse en forma de ahogo, mareo y pérdida de conocimiento. Estos síntomas pueden combinarse o no entre sí, pero siempre se habrán caracterizado por un comienzo brusco y después de comer algún alimento (en un plazo que va desde pocos minutos, a dos o tres horas).
Es decir, Se reconoce una reacción alérgica a un alimento por:
  1. Los síntomas.
  2. El comienzo brusco.
  3. La relación temporal con una comida previa.

A veces, el alimento responsable de la reacción será evidente porque habrá sido único (por ejemplo, un biberón de leche, frutos secos, fruta…), o porque se habrá repetido su consumo en más de una ocasión; pero, en otras circunstancias, será difícil sospechar la causa. En todos los casos será necesario solicitar el asesoramiento de un especialista en alergología para detectar la causa y aplicar las medidas de eliminación del alimento en la dieta lo más rápidamente posible, con el fin de frustrar nuevas reacciones.

En los niños, la leche y el huevo son los alimentos más implicados en las alergias alimentarias en nuestro medio. (Créditos, F. 103)

En este capítulo nos referiremos sólo a las reacciones alérgicas inmediatas, las mediadas por la inmunoglobulina E (IgE), pero existe también otro tipo de reacciones alérgicas no inmediatas en las que la evolución del cuadro clínico es más crónica, no se resuelve en pocas horas después de eliminar el alimento y no se manifiesta tan directamente en relación con su ingesta. Es el caso de las enteropatías por proteínas alimentarias, la enfermedad celíaca, la esofagitis o gastroenteritis eosinofílica, o la dermatitis atópica. En estos casos sólo podrá confirmarse la responsabilidad del alimento mediante dietas de eliminación del alimento y de reintroducción, y valorar así la evolución de los síntomas.

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